Texto 6. Recordando que uno no está con el otro sin que el otro esté con uno.

El proceso psicoterapeutico fue algo así:

Primero, entender que era infantil, que me gustaba ser como una niña y que teniendo hijos, ellos necesitaban que yo fuera adulta.

Después evolucioné hacia entender que soy una persona normal, a pesar de siempre haber sentido que no lo era.

Descubrí que alejar a mi primer hijo de su padre biológico no era lo más correcto y decidí buscarlo para que al menos supiera que aquí está su hijo y que puede hacer cosas por él, que no lo detendré.

Yo solía llorar mucho, así que descubrí que existían varias razones. En primer lugar, una represión sexual que se venía arrastrando de generación en generación desde hace siglos probablemente. En segundo lugar, una lealtad a la mujer sufridora que era mi abuela y que se lo transmitió a mi mamá también. En tercer lugar, las lágrimas sirven para manipular en ocasiones, y obtener ciertos resultados.

Posteriormente exploré mi masoquismo que no es necesariamente sexual.

Descubrí que en mi relación hacía tanto y daba tanto y que mi pareja me hacía creer que todo eso no valía de nada al grado de que sangré por al rededor de un año casi sin parar y sintiendo que nada de lo que hacía era suficientemente bueno. Creo que ahí está. Eso me hirió muchísimo en su momento y creo que no lo he superado e incluso hace que yo sienta que no voy a durar mucho con mi pareja, que es una lucha interna de si en verdad lo vale y aunque parece que sí, es muy frágil, pues cuando percibo esa manipulación que he aprendido parcialmente a identificar, ya no la permito y entonces se crea un conflicto donde quizá en el pasado solo habría habido sumisión de mi parte.

Quizá estamos mucho peor de lo que parece. La vida es dura y pareciera mucho más fácil si estamos juntos, pero finalmente no sé.

Hay una diferencia entre idealizar y esperar flores y joyas; y esperar el mínimo respeto básico a la dignidad y la autonomía de uno propio.

Eso pienso.

Disculpen que no tenga ni pies ni cabeza este texto. Es más un desahogue que otra cosa.

Mm, y nadie vale perder el sueño. Nadie, sobre todo si la otra persona duerme indiferente.

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